domingo, 17 de enero de 2010

Las panquecas de Otilia y el Molino 32

Domingo es día de panquecas para el desayuno. Eso está instalado en mi memoria, unido al recuerdo de Aunt Jemima, la marca de la mezcla para hacerlas que utilizaba mi mamá. Panquecas y Jarabe de Maple, me sabe a domingo.

El montañismo me trajo a Mérida y, casi desde la primera vez que vine con ganas de establecerme, conocí a Héctor Rago en el mítico apartamento 32 del Edificio el Molino frente al Liceo Libertador. Allí, en el Saoco 32, además de la música venezolana y la Relatividad General, descubrí que no hacía falta Aunt Jemima, ni el jarabe de maple, pero que las panquecas seguían siendo sinónimo de desayuno de domingo.

La rutina se repetía casi cronometrada cada domingo. Yo salía a esperar que llegara el periódico y luego pasaba por el Molino, tocaba en el 32 y alguien abría. Casi siempre estaba Héctor terminando de colar el café y empezaba la lectura del periódico aderezada con discusiones sobre casi cualquier tema. Al rato alguien se levantaba y comenzaba la preparación del desayuno del domingo.
Los años han pasado y entre Héctor y yo muchas son las vivencias, los sueños, los platos y las botellas que hemos compartido. Cada vez que hago panquecas los domingos es inevitable recordar a Héctor, a Otilia y al Molino 32.

Otilia Albujas es la mamá de Hector, de ella esta receta que ahora hacen mis hijos los domingos.

Ingredientes para 6 panquecas:
  • 1 taza de leche
  • 1 taza de harina de trigo leudante
  • 1 cuacharadita de sal
  • 1 cuacharada colmada de azúcar
  • 1 o 2 huevos, dependiendo el tamaño
  • 1 cucharada de mantequilla

Se colocan en la licuadora, el huevo, el azucar, la mantequilla, la sal y la leche. Mientras se bate, se añade la harina hasta tener la consistencia que uno desee. En una sartén caliente, se añade algo de aceite o mantequilla y se vierte la mezcla con las dimensiones que se desee. Normalmente la primera cara estará lista cuando pequeñas burbujas cubran toda la superficie de la panqueca. Entonces se voltea para que termine la otra cara.

En vez del jarabe de maple se comen con mermelada de guayaba y queso blanco, o con miel y queso blanco. Definitivamente esta versión con guayaba y queso es muy superior a la versión tradicional con maple.

Hay variantes en las cuales se sustituye la taza de leche por una de yogurt. También resultan sabrosas si se licua un cambur grande con la mezcla.

2 comentarios:

  1. Eso es correcto...Una adición posterior (ojo: escribí adición y no adicción que no es lo mismo y se escribe casi igual, y por más adicto que uno sea a las panquecas...) supone añadirle un par de cucharadas de yogourt preferiblemente ácido. La idea es que el acidito del yogourt con la base del bicarbonato (en cucharada o en el leudante de la harina) reaccionan y hacen mas burbujeante la mezcla y más esponjosa las panquecas.
    En mi caso y a falta de un maple bueno, prefiero el almibar obtenido hirviendo poca agua con mucha azucar morena y un toque de canela...AZUCAAAAR!! que dijo la morena aquella.

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  2. Luis :

    yo pensaba lo mismo que tu (que sin Aunt Jemina estabamos postrados) pero descubri una receta medio parecida (la tuya la voy a probar y te dare el feedback de la casa !) ... hasta lo del cambur funciona ... y muy bien (de hecho, la receta me la dio una Chef del CEGA ... de paso por una posada)

    Un abrazo

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